como el plástico o la madera, y no se distorsionan los valores medidos, a
diferencia de las mediciones efectuadas con termómetros de contacto.
Aplicación higiénica y sin efecto mecánico sobre la superficie, por lo que no
presenta desgaste. Las superficies barnizadas, por ejemplo, no se rayan y se
pueden medir también superficies blandas.
Después de enumerar las ventajas de los termómetros infrarrojos, queda por
saber lo que se debe tener en cuenta a la hora de utilizarlos:
El objeto a medir debe ser ópticamente (para los infrarrojos) visible para el
termómetro. Una concentración elevada de polvo o humo en el aire incide en
la precisión de la medición, igual que los obstáculos sólidos, p.ej. recipientes
metálicos cerrados en cuyo interior, lógicamente, no se puede efectuar
ninguna medición.
Se debe proteger la lente del cabezal contra polvo y líquidos de condensación.
(Los fabricantes suministran los accesorios necesarios).
Normalmente se pueden medir solamente temperaturas superficiales; en
estas mediciones se deben tener en cuenta las diferentes características de
emisividad de los diversos materiales superficiales.
Resumen: las ventajas principales son la velocidad, la ausencia de reacciones
y la amplia gama de temperaturas de hasta 3000°C. Hay que tener en cuenta
que sólo se puede medir la temperatura superficial.
Sistema de medición
Se puede comparar un termómetro infrarrojo con el ojo humano. La lente del ojo
representa la lente a través de la cual la radiación (flujo de fotones) llega desde
el objeto hasta la capa fotosensible (retina), a través de la atmósfera. Ahí se
convierte en una señal que se envia al cerebro. La Fig. 1 muestra un sistema de
medición infrarrojo.
Anexo
299