c.
Párese delante de la unidad para operar la manija de
control y estabilizar la madera. Vea la Fig. 5-2.
4.
Para colocar la vigueta en la posición vertical proceda de la
siguiente manera:
a.
Tire del bloqueo de vigueta vertical hacia afuera
y rótelo hacia abajo. Baje la vigueta a la posición
horizontal.
b.
Para trabar la vigueta en posición vertical, tire del
bloqueo de vigueta vertical y gírelo para ajustar la
vigueta. Vea la Fig. 5-3.
Bloqueo de la viga horizontal
12
s
5— f
ección
unciOnaMientO
Figura 5-2
1
2
Figura 5-3
c.
Párese detrás del tanque de depósito para operar la
manija de control y estabilizar la madera. Vea la Fig.
5-4.
Figure 5-4
4.
Trabe las dos ruedas por delante y por detrás.
5.
Coloque el tronco contra la placa del extremo y solamente
corte la madera en la dirección de la veta.
6.
Para estabilizar el tronco, coloque la mano solamente a los
lados del tronco.
¡ADVERTENCIA!
extremo entre el tronco y la cuña de corte.
7.
La manija de control debe ser estabilizada y operada
únicamente por un adulto, de modo que el operador tenga
el control total del tronco y la cuña de corte.
8.
Mueva la manija de control HACIA ADELANTE o HACIA
ABAJO para cortar la madera.
9.
Suelte la manija de control para detener el movimiento de
la cuña.
10.
Mueva la manija de control HACIA ATRÁS o HACIA ARRIBA
para que regrese la cuña.
11.
Para sacar de la cuña la madera parcialmente cortada,
coloque la manija de control en la posición REVERSE
(retroceso) hasta que la cuña sea replegada totalmente
para permitir que la parte de la madera cortada haga
contacto con el liberador de madera.
¡ADVERTENCIA!
sacar de la cuña la madera parcialmente cortada. Los
dedos pueden quedar atrapados entre la madera
cortada.
12.
Una vez extraída de la cuña mediante el uso del liberador
de madera, corte madera desde extremo opuesto o en otra
ubicación.
Transporte de la máquina rompe troncos
NOTA: Siempre gire la válvula de combustible a la posición OFF
(apagado) antes de transportar la máquina rompe troncos.
Nunca coloque la mano en el
No utilice nunca las manos para