Fig. 33: Júpiter y cuatro de sus lunas
más grandes. Las lunas se pueden
observar cada noche en una posición
diferente.
Fig. 34: Saturno cuenta con la más
extensa estructura de anillos de
nuestro sistema solar.
No realizar jamás observaciones con el telescopio apuntando al Sol ni a su área circundante próxima: ¡PELIGRO DE CEGUERA!
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Mediante la utilización del LX90, se pueden observar detalles luminosos en
la Luna, incluyendo cientos de cráteres lunares, así como los mares, que
se describen más adelante.
Los cráteres son la huella redonda producida por el impacto de los
meteoros, que cubren la mayor parte de la superficie de la Luna. Como la
Luna no tiene atmósfera, no existen fenómenos atmosféricos, por lo que la
única fuerza erosionante es el impacto de los meteoros. Bajo estas
condiciones, los cráteres lunares pueden permanecer sobre la superficie
de la Luna durante millones de años.
Los mares son zonas lisas y más oscuras que el resto de la superficie
lunar, que se encuentran en toda la superficie de la Luna. Estas zonas
oscuras llamadas mares son cuencas producidas por antiguos impactos,
que han sido rellenadas de lava procedente del interior de la Luna, por el
volumen y la fuerza del impacto de meteoros y cometas.
Los astronautas del Apolo doce dejaron las huellas de sus botas sobre la
superficie de la Luna al final de la década de los sesenta y comienzos de
la de los setenta. Sin embargo, no existe ningún telescopio terrestre a
través del cual se puedan ver estas huellas ni ningún tipo de artefacto. En
realidad, los detalles más pequeños de la superficie de la Luna que se
pueden ver a través del mayor telescopio situado sobre la Tierra tienen
una anchura superior a unos 800 metros.
Los planetas
Los planetas cambian su posición en el espacio en su desplazamiento
orbital alrededor del Sol. Para localizar los planetas en un día o mes
determinado, consulte alguna revista de astronomía de las que suelen
aparecer mensualmente, como por ejemplo „Sky and Telescope" o
„Astronomy".
A continuación le indicamos los planetas que mejor pueden ser
observados a través del LX90.
Venus cuenta con un diámetro equivalente a nueve décimas partes del de
la Tierra. Según se va desplazando en su órbita alrededor del Sol, el
observador puede ver como va pasando de una fase a otra (creciente,
nueva y llena), muy similares a las de la Luna. El disco de Venus aparece
de un color blanco, al reflejarse la luz del Sol sobre la capa de nubes que
impiden totalmente la visión de los detalles de su superficie.
Marte cuenta con un diámetro equivalente a la mitad del de la Tierra, y
puede verse a través del telescopio como un disco diminuto de color
rojizo-anaranjado. Existe la posibilidad de ver un atisbo de blanco,
correspondiente a las capas polares de hielo del planeta. Cada dos años
aproximadamente, cuando Marte se encuentra más cerca de la Tierra en
su recorrido orbital, pueden resultar visibles algunos detalles y coloración
adicionales sobre la superficie del planeta.
Júpiter es el mayor planeta del sistema solar, su diámetro es 11 veces
superior al de la Tierra. El planeta se observa a través del telescopio como
un disco con líneas oscuras que se extienden por toda su superficie. Se
pueden ver cuatro de las 16 lunas de Júpiter (Io, Europa, Ganimede y
Calixto). Se muestran como puntos luminosos semejantes a estrellas,
incluso utilizando el telescopio con su mínimo nivel de ampliación (Fig. 33).
Estas lunas se desplazan orbitando el planeta Júpiter, por lo que el número
de lunas que resultan visibles en una noche determinada, varía según van
desplazándose en su órbita alrededor del planeta gigante.
Saturno cuenta con un diámetro nueve veces superior al de la Tierra y su
apariencia es la de un pequeño disco redondo con anillos que se
extienden de uno a otro de sus lados (Fig. 34). En el año 1610, Galileo , la
Apéndice D