Los rayos láser son diferentes a cualquier otra fuente de iluminación con la que puede estar
familiarizado. La luz emitida por este producto puede provocar daños oculares instantáneos si no se
instala y utiliza adecuadamente.
La luz láser está miles de veces más concentrada que la luz de cualquier otro tipo de fuente de
iluminación. Esta concentración de potencia luminosa puede provocar daños oculares instantáneos,
principalmente al quemar la retina (el órgano sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo)
Aunque no pueda sentir el "calor" de un rayo láser, este puede dañar o provocar ceguera en usted o
en su público.
Incluso una cantidad pequeña de rayo láser puede ser peligrosa aunque se encuentre a una gran
distancia. Los daños oculares provocados por los rayos láser se producen mucho más rápido que un
pestañeo.
No es correcto pensar que una exposición ocular a un solo un rayo láser individual es segura, aunque
estos productos láser dividan los rayos láser en cientos de rayos láser, ni aunque el rayo láser se proyecte
a una alta velocidad. Este dispositivo láser utiliza docenas de milivatios de potencia láser (niveles de
clase 3B de forma interna). Muchos de los rayos individuales son potencialmente peligrosos para los ojos.
Tampoco es correcto asumir que el rayo láser es seguro porque se mueva a gran velocidad. Esto no es
verdad. Tampoco es correcto pensar que los rayos láser están continuamente en movimiento. Puesto
que los daños oculares se producen instantáneamente, es de suma importancia que se evite la
posibilidad de cualquier exposición ocular directa. De acuerdo con el reglamento en materia de
seguridad de los dispositivos láser, es ilegal dirigir un dispositivo láser de clase 3B hacia áreas en las que
personas pueden verse expuestas a él. Esto también es aplicable si se dirige hacia las caras de personas,
como puede pasar en una pista de baile.
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