Bienvenido al reducido círculo de los que esperan de su reloj algo
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más que la exactitud. El placer que da un reloj es algo más que el placer de
la hora exacta. Es el entusiasmo por una idea sorprendente. Por la conjunción
de precisión y fantasía. De tiempo e intemporalidad. De limitación e infinito.
De leyes, a las que ha de atenerse todo el mundo, y gusto, que no ha de
imponerse a nadie. De ahí que, desde 1868, nos tomemos un poco más
de tiempo para hacer un reloj que no sólo marche con extrema precisión,
sino que irradie en cada momento la fascinación de una obra maestra de
artesanía: a través de sus innovaciones técnicas, de su material o de su
forma, aunque se hallen escondidos en los más diminutos detalles, que a lo
mejor ni se ven a simple vista. Un hermoso ejemplo de esta tradición de IWC
es ahora suyo. Reciba nuestra más cordial enhorabuena, y nuestros mejores
deseos de que pase con su reloj un tiempo que quizás no se pueda describir
con mayor exactitud que aquí.
El Equipo Directivo de IWC