LASER IR 50 / IR 170 – Manual de Instrucciones
La técnica de irradiación consistirá, en todo caso, en practicar una ventana en la férula, sobre la localización de la
fractura, por la que se pueda acceder con el láser a la línea de fractura. Las sesiones serán diarias, en aplicaciones de 6
minutos por cada 4 centímetros cuadrados de proyección hasta la total consolidación.
Láser y tendinopatías
En lo referente a las indicaciones en las lesiones de partes blandas, habría que distinguir en primer lugar el tratamiento
de las tendinopatías, en segundo lugar el de los esguinces o distensiones ligamentosas, y en tercer lugar el de las
lesiones musculares.
Dentro del capítulo de las tendinopatías, incluimos a todas aquellas lesiones debidas generalmente a microtraumatismos
repetidos sobre un determinado tendón, bien por presión (caso del túnel carpiano), o bien por tensión (tendinitis de
Aquiles). Recordemos que en la etiopatogenia de estas lesiones subyace la imposibilidad de crecimiento del tendón a
partir de los 20 años de edad, mientras que la masa muscular sí lo puede hacer, lo que puede provocar un
sobreesfuerzo relativo del tendón cuando, por determinadas actividades laborales o deportivas, se somete al músculo a
un mayor crecimiento a partir de esa edad. Esto da lugar a micro rupturas tendinosas, con la consiguiente inflamación y
evolución hacia la cronicidad. El efecto aquí del Laser IR 50 / IR 170 será de un rápido alivio del dolor en las 2 o 3
primeras sesiones, y del edema a lo largo de la primera semana. Sin embargo, para conseguir el máximo efecto trófico
cicatricial hay que esperar hasta la décima sesión por término, y dependiendo de las diversas localizaciones que pueda
tener la tendinopatía.
Cuando la inflamación se localiza en el paso de los tendones por las vainas sinoviales, nos encontramos con la
tendovaginitis. Tanto la tendovaginitis de los tendones de los músculos flexores largos de los dedos de la mano a su
paso por las vainas localizadas sobre las cabezas de los metacarpianos (dedo de resorte), como la del extensor largo del
primer dedo a su paso por la apófisis estiloides radial (enfermedad de De Quervain), requerirán de una aplicación diaria
por sesión, hasta completar un mínimo de 10 sesiones consecutivas. Cada aplicación será de 6 minutos sobre la zona de
afección.
En la tendovaginitis de los tendones flexores profundos de los dedos a su paso en la muñeca del ligamento transverso
del carpo (síndrome del túnel carpiano), se requerirán al menos 2 aplicaciones de 6 minutos por sesión, en un total de al
menos 12 sesiones.
En el caso de la afección de los tendones de los extensores de los dedos en la muñeca, nos encontraríamos con las
tendosinovitis traumáticas que cursan dolor y crepitación, siendo más frecuentes en varones jóvenes relacionados con
determinadas prácticas deportivas. Se precisarán 2 o 3 aplicaciones de 4 minutos cada una sobre las zonas de máximo
dolor, en un ciclo compuesto de 14 sesiones.
La tendinitis de Aquiles requiere mención especial por su notable prevalencia, sobre todo en deportistas. El tratamiento
consistirá en 2 o 3 aplicaciones, dependiendo de la extensión de la lesión del tamaño del tendón, de 4 minutos cada una
por sesión, en un total de 10 sesiones. Aunque el dolor desaparezca en la primera sesión, se aconsejará un mínimo de 4
días de reposo absoluto del tendón afectado. Idéntica pauta regirá para la tendinitis del rotuliano, sólo que en este caso
habrá que vigilar la frecuente afección en la zona de inserción, tanto rotuliana como sobre la apófisis tibial anterior. En
ese supuesto, se practicará una aplicación adicional dirigida hacia el periostio en esa zona.
Esta es la misma técnica que se seguirá en otras tendinitis de inserción como la epicondilitis (codo de tenista) o la
epitrocleitis. En la epicondilitis se realizarán dos proyecciones sobre el epicóndilo y una más sobre la masa tendinosa
afectada (supinador largo, extensores, etc) por sesión. En ésta, como en las restantes tendinitis de inserción, y dada la
más progresiva respuesta del periostio afectado a la acción antiinflamatoria del Laser IR 50 / IR 170, se llegará hasta un
total de 15 sesiones para completar en su totalidad la acción antiflogística y trófica deseada.
En la epitrocleitis, menos frecuente, se seguirá igual método que en la epicondilitis, aunque siempre habrá que valorar la
posible coexistencia de una afección del nervio cubital por medio de técnicas apropiadas, en cuyo caso se establecerá el
tratamiento concomitante de la neuritis con la irradiación del cubital en 3 aplicaciones espaciadas sobre un trayecto en el
antebrazo.
En el hombro, por otra parte, nos encontramos con 2 frecuentes tendinopatías que van encabezando la aparición de la
periartritis escapulo-humeral. Nos referimos a la tendinitis del supraespinoso, con y sin calcificación, y a la tendinitis de la
porción larga del tendón del bíceps a su paso por la corredera bicipitla. En ambos casos la afección localizada de uno de
ellos dará lugar a un dolor intenso con la consiguiente inmovilidad de toda la articulación del hombro, lo que puede
confundirse con una verdadera periartritis capsular. La diferencia erradicará en que el dolor a la presión será selectivo en
las zonas correspondientes cuando se trata de una tendinitis y la aplicación del láser sobre esas zonas de dolor
provocará la remisión inmediata de toda la patología funcional, lo cual sólo ocurrirá en la periartritis después de irradiar
toda la cápsula por al menos 4 ángulos diferentes: dos anteriores, uno lateral y otro posterior, en todos ellos esquivando
coracoides y acriminó, así como movilizando la cabeza del húmero para dejar el máximo espacio de acceso a la cápsula.
Con todo esto, en la periartritis evolucionada hacia un verdadero hombro congelado, con importantes retracciones
articulares, la mejoría funcional no podrá ser inmediata, pero sí la sintomática, sino que habrá de acompañarse de los
consiguientes ejercicios de rehabilitación.
Meditea - 5 -
Código: MANU-5050-5170 Rev.: 30/10/2012