Cobertura antibiótica
Como con cualquier procedimiento quirúrgico, el control de las infecciones es importante. Se recomienda
administrar cobertura antibiótica en el período perioperatorio. El antimicrobiano concreto debe elegirse en
función de las sensibilidades a antimicrobianos contra patógenos publicadas conocidas en el centro donde se
realiza la implantación, y debe cubrir todas las especies de estafilococos. La posología farmacológica y el
momento de la administración deben ser tales que se garantice la presencia de altas concentraciones
tisulares en el momento en que se realicen las incisiones cutáneas. El antibiótico debe seguir usándose a
dosis eficaces durante 24 horas postoperatoriamente, aunque, si es necesario, se pueden ajustar dichas dosis
de cara a mantener la función renal. La posibilidad de usar una segunda dosis de antibióticos durante el
procedimiento de implantación debe basarse en la semivida del antibiótico y en la duración del
procedimiento de implantación.
Anestesia
Los implantes requieren tratamiento anestésico que preserve el barorreflejo durante la parte del
procedimiento en la que se coloca el electrodo. Por consiguiente, la administración de anestesia durante el
procedimiento debe llevarse a cabo con especial cuidado. El principal objetivo de la anestesia es garantizar
la comodidad del paciente durante la intervención quirúrgica, a la vez que se reduce al mínimo la mitigación
de la respuesta barorrefleja durante el proceso de mapeo para la identificación del lugar adecuado para la
implantación del electrodo y para permitir que el paciente responda a las sensaciones de la
electroestimulación sinusal durante dicho proceso.
El procedimiento de implantación puede realizarse empleando una pauta anestésica general intravenosa
total (IVST) o una pauta de sedación consciente con un bloqueo del plexo cervical superficial. En ambas
pautas se utiliza un protocolo parecido y anestésicos similares, pero se diferencian en la posología y en el
uso de un bloqueo cervical superficial. La pauta de sedación consciente con un bloqueo del plexo cervical
superficial está indicada para posibilitar la monitorización de las respuestas del paciente a las sensaciones
durante el proceso de mapeo y para evitar la intubación. El cirujano que vaya a realizar el implante y el
anestesiólogo deben considerar detenidamente la pauta anestésica que se va a utilizar, con el fin de elegir la
mejor opción para cada paciente.
El procedimiento consta de las tres fases principales siguientes: 1) desde la incisión cutánea hasta la
exposición de la bifurcación carotídea/seno carotídeo; 2) mapeo del seno carotídeo y prueba del sistema; 3)
creación del bolsillo, tunelización y cierre de la herida.
Durante la exposición de la bifurcación carotídea/seno carotídeo (es decir, la primera fase), pueden
utilizarse sustancias tales como narcóticos, benzodiacepinas, barbitúricos y anestésicos locales, para reducir
al mínimo la mitigación del barorreflejo. El opiáceo preferido hasta la fecha es el remifentanilo, debido a su
semivida corta y a la posibilidad de graduar la dosis para adaptarla a las necesidades del paciente. El
remifentanilo induce bradicardia a dosis más elevadas, por lo que la administración de morfina podría
contribuir a reducir la tasa de infusión de remifentanilo necesaria durante la intervención y mejorar la
analgesia tras salir de la anestesia. Como preparación para el procedimiento de mapeo, puede ajustarse la
anestesia para facilitar un mapeo satisfactorio. Dicho ajuste puede incluir la reducción de los narcóticos
según lo que dicte la frecuencia cardíaca, y de la velocidad de infusión de las benzodiacepinas o los
barbitúricos, al tiempo que se mantiene la intensidad anestésica adecuada para evitar el recuerdo (en la
pauta de anestesia general).
Durante el mapeo y la conexión del electrodo (es decir, la segunda fase), los niveles de anestésicos deben
ser lo más estables posible. Durante esta fase pueden seguir usándose narcóticos, benzodiacepinas y
barbitúricos para reducir al mínimo la mitigación del barorreflejo. El uso de atropina o glicopirrolato debe
evitarse, a menos que sea necesario para la seguridad del paciente, ya que dichas sustancias pueden anular
parte de la respuesta a la activación del barorreflejo carotídeo, lo que dificultaría el mapeo y la
determinación del lugar óptimo donde colocar el electrodo de seno carotídeo.
Una vez que se ha determinado el lugar óptimo de colocación del electrodo, se ha fijado totalmente el
electrodo al vaso y las pruebas del barorreflejo han terminado (es decir, la fase 2 ha concluido), pueden
usarse sustancias tales como isoflurano, desflurano, sevoflurano, propofol y dexmedetomidina durante la
GUÍA DE REFERENCIA DEL SISTEMA PARA LA HIPERTENSIÓN Y LA INSUFICIENCIA CARDÍACA BAROSTIM NEO
PROCEDIMIENTO DE IMPLANTACIÓN
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