Sección 3 - En el agua
Cualquier reducción súbita e inesperada de la velocidad de la embarcación puede provocar la caída por la proa del pasajero
que ocupa el asiento elevado.
Salto de olas y estelas
El salto de olas o estelas puede provocar lesiones graves o incluso la muerte a los ocupantes que salgan despedidos dentro
o fuera de la embarcación. Siempre que sea posible, no saltar sobre olas o estelas.
El funcionamiento de embarcaciones de recreo sobre olas y estelas es algo normal en la navegación. Sin embargo, cuando
esta actividad se hace con la suficiente velocidad como para hacer que parte del casco de la embarcación o su casco entero
se salga del agua, entonces surgen ciertos peligros, particularmente cuando la embarcación entra de nuevo en el agua.
El peligro principal sería el cambio de dirección de la embarcación en mitad del salto. En esos casos el amerizaje puede
hacer que la embarcación vire bruscamente a una dirección diferente. Dicho cambio de rumbo o viraje brusco puede hacer
que los pasajeros salgan despedidos de sus asientos o de la embarcación.
Existe otro peligro menos común como resultado de permitir que la embarcación salga disparada de una ola o estela. Si la
proa de la embarcación sobrevuela a bastante distancia, puede que, al entrar en contacto con el agua, se sumerja y navegue
de esta forma durante un instante. Esto hará que la embarcación casi se detenga durante un instante y que los pasajeros
salgan despedidos hacia delante. La embarcación también podría virar bruscamente hacia un lado.
Impacto con obstáculos sumergidos
Disminuir la velocidad y avanzar con precaución cuando se navegue por aguas poco profundas o en zonas donde se sospeche
la existencia de obstáculos sumergidos que puedan golpear los componentes sumergidos de la transmisión, el timón o el
fondo de la embarcación.
IMPORTANTE: lo mejor que se puede hacer para reducir las lesiones o los daños por impactos de objetos flotantes o
sumergidos es controlar la velocidad de la embarcación. Bajo estas condiciones, la velocidad de la embarcación se debe
mantener en un máximo de 24 a 40 km/h (15 a 25 MPH).
El impacto de un objeto flotante o sumergido puede ocasionar infinidad de situaciones. Algunas de ellas pueden dar lugar a
lo siguiente:
•
La embarcación puede cambiar repentinamente de dirección. Dicho cambio de rumbo o viraje brusco puede expulsar a
los pasajeros de sus asientos o de la embarcación.
•
Una reducción rápida de la velocidad. Esto provocará que los ocupantes salgan despedidos hacia delante o incluso fuera
de la embarcación.
•
Daños por impacto a los componentes de la transmisión sumergidos, al timón o a la embarcación.
Recordar que, en estas situaciones, lo mejor que se puede hacer para reducir las lesiones o los daños por impacto es controlar
la velocidad de la embarcación. Cuando se navega en aguas donde se sabe que hay obstáculos sumergidos, la embarcación
se debe mantener a la velocidad de planeo mínima.
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ADVERTENCIA
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MARZO 2010