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R E H A B / T H E TA / P H Y S I O
ES
1 6 . c ó M o u t l i Z a r l o S e q u i p o S r e H a B / t H e ta / p H y S i o e n
i n d i c a c i o n e S e S p e c í F i c a S
1 6. 10 . 2 tr at am ie nt o en d o r f í n i c o d e l a s dor sa l gia s
Las contracturas crónicas de los músculos paravertebrales dorsales (músculos erectores del raquis), sea
cual sea el factor desencadenante, son responsables de dolores que perjudican al paciente con dorsalgias.
El tratamiento para el dolor dorsal, debido a su notable efecto hiperemiante y siempre y cuando se utilicen
energías de estimulación suficientes para obtener claras sacudidas musculares, será particularmente eficaz
para drenar los metabolitos ácidos acumulados en el músculo contracturado. Por lo tanto, durante las
primeras sesiones del tratamiento se observará un importante efecto antálgico.
No obstante, este tratamiento debe aplicarse como mínimo en diez sesiones, de forma que se vuelva a
desarrollar la red capilar que estaba atrofiada en los músculos con contracturas crónicas.
1 6. 10 . 2. 1 pr o to co l o
Dorsalgias: 10 a 12 sesiones.
1 6. 10 . 2. 2 Fre c ue ncia d e l t r at am i en t o
De tres a cinco sesiones a la semana durante dos a tres semanas (un total de 10 a 12 sesiones).
Las sesiones deberían durar al menos 20 minutos. Lo ideal serían dos sesiones sucesivas de estimulación
del programa de dorsalgia, dejando diez minutos de reposo entre ambas para permitir la recuperación de
los músculos estimulados.
1 6. 10 . 2. 3 co l o cació n d e l o s e l e c t r o do s
Los puntos de contractura máxima son normalmente bilaterales, aunque no siempre simétricos; por lo que
se utilizarán dos canales de estimulación.
Se colocan dos electrodos pequeños en los puntos más dolorosos, los cuales se localizan fácilmente por
medio de palpaciones en la región dolorosa. Para obtener la máxima eficacia, el polo positivo se debe
colocar preferiblemente en la zona dolorosa.
Se colocan otros dos electrodos, también pequeños, en la parte superior de los erectores del raquis, unos
centímetros por encima o por debajo de los electrodos colocados en los puntos dolorosos, en función de
que el dolor se irradie hacia la región cervical o hacia la región lumbar.